Rios incandescentes de lava, fluían a lo largo de verdes laderas generando tonalidades que ningún ser podría captar en toda su extensión. Flores de luz que se contaban por millones en noches oscuras donde varias lunas se disputaban su belleza unas a otras.
Con su mano derecha orquestó la creación de nuevas vidas, nubes, mares y terremotos que removían el interior de los nuevos cuerpos celestes.
Le gustaba sentarse a contemplar cómo la vida se abría paso entre bosques, desiertos y cuevas profundas como el vacío que yacía en su interior...
javitxu.
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