miércoles, 11 de julio de 2012

La aleación Z.

Si pudieras golpearme el corazón con un martillo, probablemente lo romperías en varios pedazos… el martillo.

Quizá es por el caparazón que hay en su exterior, tejido lentamente y con esmero, hecho de aleación Z (como Mazinger).

Lo que hay dentro no es nada espectacular, ni tampoco especial, pero es lo único que tengo. Podría decir que de una manera romántica hendieron en su interior 20 puñales personas terribles que no merecían mi amor, pero la vida es menos retorcida que los guiones de telenovela. Simplemente tropecé 20 veces por no saber caminar.

Cuando tienes facilidad para tropezar, tienes varias alternativas para evitar daños. Una de ellas sería quedarte quieto, pero la vida pasa a tu alrededor y te aburres de las 4 paredes que te rodean. Otra sería insensibilizarlo al dolor, pero el daño sigue existiendo tras los golpes (aunque no duelan). Y por último, tienes la opción de protegerlo con una capa del famoso metal inventado hace 30 años por el profesor Kabuto, la aleación Z). Dicha aleación es jodidamente resistente a todos los golpes, aunque por desgracia también lo aísla de sentir.

Me gusta caminar con mi nuevo caparazón, es ligero y resistente. Mis rodillas están amoratadas, pero el cuore sigue intacto, latiendo y a salvo de miradas indiscretas.

Sólo cuando sea capaz de dar varios pasos sin tropezar, manteniendo el equilibrio y disfrutando del paseo, dejaré ese caparazón en casa, pues ya sabes, lo que hay dentro no es nada impresionante… pero es lo único que tengo...



10/07/12 - Javitxu.