viernes, 19 de agosto de 2011

Palabras hirientes.

Labios que juraban amor,

ojos que reconocían la verdad,

brazos que abrazaban la razón,

caricias que acallaban mi pesar.


Noches en que arañabas mi piel,

distancia en que añorabas mis besos,

cercanía en la que dejaba de oir,

el latido cuando me acercaba a tu pecho.


Palabras como puñales hendías,

en un corazón que te amaba,

deshacían mi alma en pedazos,

que esparcías por la noche en tu cama.


No lamentaste mi marcha,

nunca lloraste mi ausencia,

jamás signifiqué para ti,

mas que el cariño que di,

y el dolor en mi presencia.


jueves, 18 de agosto de 2011

Tu boca.

Me descuelgo entre los sueños, con la mirada fija en tu boca.

El olor a sangre todavía se respira en el ambiente,

y tu sed se huele a kilómetros de distancia.


Yace en el suelo, y mientras su vida se le escapa,

te sigue con la mirada, como te me acercas silenciosa.


Me observas, me hueles, estás saboreando el momento

en que tus dientes seccionarán mi yugular.


Tu boca me mantiene catatónico y la oscuridad comienza a envolverme,

sé que estoy muriendo, pero no puedo evitar la felicidad,

pues noto la dulzura de tus labios en mi cuello.